LA FÓRMULA L.E.A. PARA ANIMAR A LEER A TU HIJO

La fórmula L.E.A.

La fórmula L.E.A. para animar a leer a tus hijos

LA FÓRMULA L.E.A. PARA ANIMAR A TU HIJO A LEER.

Quiero compartir contigo la fórmula L.E.A. para animar a tu hijo a leer.  Soy profesor, escritor y he leído bastante sobre el fomento de la lectura porque es un tema que me apasiona, pero creo que lo más me ha ayudado a descubrir la fórmula LEA ha sido mi experiencia como lector y como padre de lector.

Todos sabemos lo importante que es adquirir el hábito de la lectura.  Gran parte del fracaso escolar tiene su origen en la falta de desarrollo de la capacidad lectora. Muchos alumnos decodifican el texto pero no comprenden, no disfrutan ni aprenden con lo que leen.

Conocemos las infinitas bondades de la lectura: alimenta la imaginación, favorece la concentración, potencia la creatividad, desarrolla la empatía al ponernos en la piel de los personajes, fomenta el espíritu crítico y mejora la ortografía.

Pero además de estos beneficios, existen otros que tal vez no conocías. Cito solo dos ejemplos que leí en el periódico La Vanguardia. El neurocientífico Alexandre Castro-Caldas y su equipo de la Universidad Católica Portuguesa  han demostrado que hay más materia gris en la cabeza de una persona lectora y más neuronas en los cerebros que leen. Neurólogos y psicólogos recomiendan “la lectura como método preventivo del alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas”, señala el doctor Pablo Martínez-Lage, coordinador del grupo de estudio de conductas y demencias de la Sociedad Española de Neurología. 

Con tantos beneficios derivados de la lectura, podemos estar tentados a obligar a leer a nuestros hijos. Error. Antes de aplicar la fórmula que estoy a punto de revelarte, debes partir de una premisa: no obligar a leer.

No obligarías a nadie a jugar a videojuegos; tampoco deberías obligar a nadie a leer. Leer es otra alternativa de ocio.

Tal vez, requiere un esfuerzo mayor que otras actividades, pero una buena novela es un billete para viajar a otros mundo en incluso a otro tiempo pasado o futuro. Nos permite vivir increíbles aventuras, ser un detective, conocer criaturas fantásticas.

Y esa es nuestra misión es descubrir a nuestros hijos la lectura como otra actividad de disfrute.

 

Sin más, te presento la fórmula L.E.A. para animar a tu hijo a leer. No es una fórmula mágica. No es mágica, requiere de algo de esfuerzo de tu parte. Y tal vez, llamarla fórmula resulte pretencioso por mi parte. L.E.A. es solo el acrónimo de Libro-Ejemplo-Actividades. Pero son los tres elementos que considero imprescindibles para fomentar la lectura en los niños y tal vez esta fórmula-acrónimo te ayude a recordarlos.

 

LIBRO

Me atrevo a decir que no hay un niño al que no le guste leer, sino niños que todavía no han descubierto su libro.

No impongas un libro porque te gusta a ti o porque consideres que es un sacrilegio no leerlo. No te guíes solo por la edad recomendada ten en cuenta su madurez,  sus gustos, experiencia lectora y sobre todo escucha la opinión de tu hijo y, si es suficientemente mayor, déjale elegir su libro.

Te pueden asesorar libreros, bibliotecarios y, sobre todo, profesores; ellos conocen la reacción de los niños ante ciertas lecturas. Los cuentos preferidos de mi hijo son los que mi hermana, maestra de infantil, nos regaló o recomendó.

Pero el mejor prescriptor de un libro para tu hijo, especialmente a partir de cierta edad, es un igual. Mi primo, dos años mayor que yo, fue quien me regaló mi primer libro de Los Cinco cuando tenía ocho años, y con esta colección se puede decir que me aficioné a leer.

Y ahora mi hijo, que tiene ocho años, intercambia libros con su prima. Tal vez no son los que yo hubiera elegido, pero estos libros han conseguido que se aficione a la lectura.

 

EJEMPLO:

Los padres somos un modelo a imitar por nuestros hijos. Pero, además de predicar con el ejemplo, lee con ellos, dramatiza y cread historias juntos. Cualquier momento es bueno para leer, pero el cuento antes de acostarse crea un hábito y un momento especial para compartir. Y cuando son más autónomos en lectura puedes conservar ese hábito, aunque ellos se adelanten en la lectura, echa una ojeada al libro y comenta algo con ellos. La lectura compartida con tus hijos mejora la comunicación y afianza vínculos emocionales y además es muy divertido.

ACTIVIDADES:

Las posibilidades de actividades para animar a leer a tu hijo son infinitas. Estas son solo algunas:

-visitar la biblioteca del barrio

-acudir a cuentacuentos en librerías

-apuntarse a iniciativas de animación a la lectura

-el cine, porque un libro nos puede animar a ver una película, pero también puede ocurrir a la inversa

-organizar rutas literarias y seguir los pasos de los protagonistas del libro

-participar en festivales de literatura fantástica, como el Celsius en Avilés

-sin olvidarnos de la red, que se convierte en club de lectura virtual con blogs y comunidades

Quiero terminar con una cita de Borges:

«La lectura debe ser una de las formas de la felicidad, y no se puede obligar a nadie a ser feliz».

Estoy totalmente de acuerdo con él: no hay que obligarles, pero, tratándose de nuestros hijos, creo que debemos intentar descubrirles esta otra forma de felicidad. Espero que la fórmula L.E.A. te sea utilidad en este objetivo.

 

 

 

 

 

 

Alistea según Édilmar. Extracto Capítulo 13. La molinera.

¿Alguna vez te has encontrado un trébol de cuatro hojas? Alistea está más cerca de ti de lo que te imaginas.

¿Alguna vez te has encontrado un trébol de cuatro hojas? Alistea está más cerca de ti de lo que te imaginas.

Alistea es el territorio mágico que descubre Marcos, pero este universo también está presente en nuestro mundo. Algunas de sus criaturas viven entre nosotros, estoy seguro que tú conoces al menos dos de ellas (aunque creas que son personas). Incluso hay una estatua de un alistense en Madrid. El motivo por el que nace un trébol de cuatro hojas o por el que los calcetines se quedan desparejados también está relacionados con los seres de Alistea…

Al fin y al cabo, hace mucho tiempo nuestro mundo también fue el suyo.

Pero, sin duda, quien mejor te puede hablar de Alistea es uno de sus habitantes. En el siguiente extracto de la novela, Édilmar explica el origen de Alistea, sus criaturas y su geografía y su relación con el escudo de Alistea. La escena tiene lugar en un molino. La Molinera, una mujer amable y rechoncha, da cobijo a nuestros protagonistas una noche en Alistea. He eliminado algunos pasajes. No os quiero destripar nada.

 

Extracto Capítulo 13. La molinera

 [ texto eliminado]

—Y ahora, por favor, seguidme. Vamos a la planta de arriba.

Se fue en dirección a las sombras iluminándolas con su farol. La seguimos. Caminaba a pasitos cortos y hubo algo que me llamó mucho la atención y que comenté con el duende, que iba subido en mi hombro.

—Burbureto —murmuré—, el suelo está cubierto de harina y las pisadas de la Molinera no dejan huella como las del elfo o las mías. Y eso que ella está un poco gordita.

La Molinera se giró. Me miró levantando las cejas y dándose suaves golpecitos con la mano en la cabeza dijo:

—Se me había olvidado.

—¿Qué? —le pregunté.

—Dejar huellas. Que se me había olvidado dejar huellas. Sé que a muchos os gusta que deje huellas. Lo siento, es que soy un poco despistada.

—Nada, nada —dije—. Yo también soy bastante despistado. Y no estás gorda, si acaso es que eres de hueso un poco ancho, como mi abuela la de Getafe.

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Personajes principales

Marcos Alonso Ostën         Marcos Alonso Ostën.

Marcos es un chico del montón. Un niño «en percentil cincuenta exacto». Al menos eso le respondió su madre a su abuela cuando esta insistía que comiera más croquetas porque estaba muy flacucho.

Su madre es sueca y tiene algunas particularidades debido a las diferencias culturales del país escandinavo. También tiene chacras, pero eso no se debe a su nacionalidad, sino a que es profesora de yoga. Su padre no tiene ni particularidades ni chacras porque es de Getafe y contable.

La vida de Marcos trascurre tranquila. Se divierte con su amigo Dani en el recreo, juega de defensa suplente en fútbol sala…Hasta que un día encuentra por accidente el territorio mágico de Alistea y su apacible existencia cambia para siempre. Un guerrero elfo se convierte en su niñera, debe resolver un enigma por las calles de Madrid y descubre un secreto que nunca se hubiera podido imaginar.

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Capítulo 1. El duende con cara de nuez

PUERTA DEL SOL. Marcos y el Mickey Mouse fumador están al fondo.

«HABRÁ SIDO UN DUENDE».

Cuántas veces habría oído decir aquella frase a mi madre.

―Mamá, no encuentro la pelota… ¿Que qué pelota?… La roja, con la que el otro día rompí la lámpara del salón.

―No sé, habrá sido un duende que se la ha llevado.

―Mamá, no encuentro la flauta… ¿Que qué flauta?… La única que tengo, con la que toco la canción esa que dices que te pone la cabeza como un bombo.

―No sé, habrá sido un duende que se la ha llevado.

Yo siempre había pensado que era una frase hecha. Una forma de hablar de mi madre para decir que las cosas se perdían. Una expresión tal vez de madres suecas, porque mi madre es de Suecia. Por eso, en algunas cosas, es un poco diferente a otras madres de mis compañeros del cole. «Diferencias culturales», dice mi padre. Por ejemplo, me quería apuntar a tiro con arco, pero como en mi cole no teníamos esa actividad extraescolar al final me apuntó de defensa suplente en fútbol sala.

Pero no era una frase hecha o una expresión de madres escandinavas. En mi casa hay un duende de verdad. Acabo de verlo en el cuarto de contadores del agua de mi edificio.

Es un duende que no te voy a decir que es feo, porque esa es una palabra que no se le debe decir a nadie. Al menos eso nos dijo una señora con moño que vino a darnos una charla sobre respeto y tolerancia en el cole. Incluso cuando insistimos y le preguntamos que qué pasaba si el compañero era feo, muy feo o hasta feo de narices, nos comentó que como mucho podíamos decir que la persona era poco agraciada.

Bueno, pues por eso no diré que el duende es feo. Diré que es un duende poco agraciado, pero poco agraciado de narices. Tiene una cabeza como una nuez. El mismo color, el mismo tamaño y hasta las mismas arrugas que una nuez. Los ojillos son redondos, negros y brillantes. La nariz muy larga y afilada. Las orejas son también largas y en punta, y además las mueve como si fueran unas antenas. Va vestido de verde, pero un verde… cómo te explicaría yo… un verde sucio. Y lleva un gorro a conjunto en el mismo color verde sucio con un cascabel en la punta.

Dirás tú: pero la belleza está en el interior. Pero es que este no es un duende de esos majetes que remiendan zapatos mientras el zapatero está durmiendo. Es que este duende se lleva bajo el brazo mi coche teledirigido. Por eso sé que ha estado en mi casa. Un coche genial, por cierto. Todavía no lo controlo bien y se choca contra las paredes y los muebles. Aunque no le pasa nada, ni un arañazo. Al coche, digo, los muebles sí que se llevan algún que otro rasguño.Vamos, que es un ladrón. En lo dura, su cara también se parece a una nuez. Un duende caradura.

En cuanto me ha visto entrar en el cuarto de contadores ha abierto una portezuela de metal que hay en el suelo y que pone «Llave de paso». Se ha metido dentro y ha cerrado de golpe. Bueno, en algún momento saldrá.

Y aquí le estaré esperando yo con mi espada.

Tal vez debiera explicarte por qué entré en el cuarto de contadores con una espada. Yo no entré buscando al duende. No sabía que él estaba allí. Todo tiene una explicación muy sencilla. Lo de la espada también. Te lo cuento:

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